jueves, 14 de abril de 2011

¡Habla!, ¿vas?



De la universidad a la casa, de la casa al trabajo, del trabajo a almorzar, etc, etc, etc. Para quienes no tenemos brevete o para quienes no tienen carro, el medio de transporte con mas popularidad en el Perú es la combi. Su popularidad no se basa solo por tener colores llamativos o mensajes subliminales en los asientos, sino también por su económico precio. Pero dentro de la combi o micro, para los carros mas grandes, experimentamos mil experiencias a las que no le prestamos atención pero que siempre se presentan.

Lo primero que hacemos al subirnos al micro es buscar un asiento. Para esta decisión - crucial para tu corto viaje - consideramos, por ejemplo, en que lado cae menos el sol, donde hay una ventana abierta, por donde no hay tantos olores y mayormente preferimos sentarnos en los asientos personales; pero cuando esta ultima consideración no es posible (cuando los asientos de uno estan ocupados) ocurren dos fenómenos: o te sientas en un asiento para dos que esté vacío, o te sientas en un asiento para dos al costado de un desconocido acompañante.

En el primer caso, subes, das un rápido vistazo a tu alrededor y te encuentras con cuatro personas: un 'gringo', una 'tia educada', un 'reggaetonero' y un 'tio que parece mañoso'. Todas estas etiquetas mencionadas son estereotipos otorgados por como vemos a esas personas. Nada te asegura que el 'gringo' no te robará el celular mientras tomas una pequeña siesta, o que la 'tia educada' seria incapaz de aprovechar tu descuido para sacarte algo de la cartera, no, estas cosas no son predecibles pero solemos desligarlas a este estereotipo de persona, y en lugar de eso las relacionamos con el 'tio mañoso' o el 'chico reggaetonero'.

En el segundo caso, subes al micro y encuentras un asiento para dos vació, te sientas e inconscientemente empezamos a ver a quienes suben al carro. Al subir nos fijamos desde su corte de cabello hasta la marca de sus zapatos y vamos creándonos una idea, tal vez certera o tal vez errónea, de que tipo de persona es. Ahora, por ejemplo, se sube al micro un hombre con un traje sucio y viejo y un maletín barato en la mano, algo desaliñado y al parecer apurado. Instantáneamente pensamos que es un vendedor ambulante, pero nos damos cuenta que no lo es cuando se va acercando y ocupando el asiento del costado. Cuando esto ocurre, seguramente nos corremos un poco hacia el costado, o mejor dicho, nos pegamos lo mas que podamos hacia la pared.

Analizando estos dos casos, nos damos cuenta de lo despectivas que somos las personas y de que solemos categorizar automáticamente a las personas por como se ven, porque son diferentes a nosotros, y por muchas otras razones. Sentimos una falsa confianza hacia quienes presentan cierto tipo de apariencia, y desconfianza por este mismo motivo. Creo que eso debemos dejarlo de lado, como diría el dicho "No juzgues a un libro por su portada".

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